Muchas personas de la diversidad sexual buscan refugio en otros países por la discriminación de la que son objeto en Guatemala.
Por Claudia Lepe
“Me vine a España, porque aquí puedo vivir mi sexualidad libremente. Cuando les dije a mis papás que era lesbiana, me sacaron de la casa. Me dijeron que para ellos estaba muerta. Por eso, tomé la decisión de irme de Guatemala. Fue una travesía muy difícil”, cuenta entre lágrimas, Verónica*.
“En México me quisieron violar”, prosigue. “Pero logré llegar de mojada a Estados Unidos donde trabajé muy duro y junté el costo de mi boleto. Así llegue aquí, donde puedo andar en las calles de la mano con mi pareja”.
Son muchas las mujeres que, como Verónica, migran por razones de su orientación sexual. Andrea Díaz, Coordinadora de la Asociación Vidas Paralelas, organización que se dedica al apoyo integral a la población LGBIQ+ en el occidente del país, comenta que varias integrantes de su directiva han tenido que huir.
“La discriminación, la falta de oportunidades y la pobreza son algunos los factores que hacen que las personas migren. La pandemia agudizó la problemática laboral y, en el caso de la comunidad LGTBIQ+ se suma la discriminación de la que son objeto” amplía Díaz.
En Sololá, la situación no es para distinta. “Aquí las oportunidades de trabajo, en general,son muy pocas. Si saben que una es lesbiana, menos”. Esto lo afirma Susana*, lideresa de la población LGTBIQ+ en ese departamento.
“Si yo pudiera irme del país, lo haría”, enfatiza Susana. “Aquí muchas salimos del clóset con la familia, y dicen aceptarnos. Pero no quieren que vivamos nuestra sexualidad con libertad, como si lo podemos hacer en otros países”.
Susana agrega que ella conoce a muchas lesbianas que han migrad u tienen oportunidades de trabajo. “Es más hasta mandan dinero para ayudar a sus familiares que se quedan aquí”, comenta.
Verónica añade: “Es importante resaltar que la violencia y discriminación de la que somo objeto no se detiene durante el viaje a Estados Unidos. En algunos estados de México los prejuicios y el estigma hacia las personas LGBTI se suman al de ser migrante. Sobre todo en aquellos sitios donde los patrones culturales son reforzados por normativas, leyes y reglamentos basados en la lógica heteronormativa. Y por ello, sufrimos más vejámenes”.
Díaz asegura que en la Asociación Vidas Paralelas han hecho estudios que reflejan que la comunidad LGTBIQ+ tiene mayores dificultades, en general, para acceder al mercado laboral. “Las prácticas discriminativas empiezan en un sistema educativo que nos excluye y expulsa. Por ello, en ocasiones no hay más opción que dedicarse al comercio sexual como medio de subsistencia, lo cual les hace presa fácil de la delincuencia organizada que les extorsiona o trafica con fines de explotación”.
Otro problema que la entidad señala que tienen las mujeres de la diversidad sexual para migrar son sus papeles. “Muchas al cambiar su identidad de género, deben de cambiar también sus documentos. Como este es un proceso burocrático demasiado tardado y costoso, se ven obligadas a irse con una identidad que no es la que consideran como propia” explica Díaz.
*Los nombres han sido cambiados para proteger su identidad
“Esta nota es producto del Taller “Periodismo y Migración” que imparte el International Republican Institute (IRI), bajo la coordinación de Laboratorio de Medios, S.A. a periodistas de diversos departamentos de Guatemala. (La asistencia financiera y técnica que el Instituto Republicano Internacional (IRI) otorga para esta actividad es provista por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y es posible gracias al generoso apoyo del pueblo estadounidense.) Los puntos de vista y opiniones expresados en esta nota son de los autores y no necesariamente reflejan la política oficial de USAID o del gobierno de los Estados Unidos”.