Cada año el municipio ocupa uno de los primeros lugares en Huehuetenango en fallecimientos de madres. Por eso los comunitarios pidieron más instalaciones para atender partos de forma segura.
Por Carmen Maldonado Valle
La municipalidad de Santa Eulalia, Huehuetenango, construirá el segundo nivel de la casa materna de la ciudad. Según la dirección de planificación, “se ampliará para tener más salas donde las mujeres den a luz en condiciones salubres, porque por ahora solo tiene un área de partos. Se necesitan más, porque estamos lejos de la cabecera y las señoras requieren atención inmediata”.
La casa materna se ubica en la aldea Pett. Se construyó en 2013, pero empezó a atender a pacientes dos años después, dice Mario Valdez, director de Curaméricas en Guatemala (organización fundadora del lugar). “La comunidad está a 89 kilómetros de Huehuetenango y a las personas les toma tres horas viajar de un lugar a otro. Para una embarazada en labor es demasiado, entonces surgió la idea de crear este sitio”, asegura.
En 2003, Santa Eulalia ocupaba el segundo lugar en muertes maternas en el departamento, con un promedio de 71 fallecidas anuales desde 1996 por complicaciones durante el embarazo o al tener al niño, reporta un análisis de la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS). En 2017, aunque la cantidad disminuyó a ocho decesos anuales en promedio, ocupaba el segundo puesto en Huehuetenango, después de Barillas.
En 2020 el ministerio de Salud hizo un nuevo reporte de fallecimientos de gestantes en Huehuetenango. Para entonces, el municipio alcanzó el primer lugar en este aspecto y quienes murieron tenían entre 20 y 24 años.
En ese momento la encargada de vigilancia de mortalidad materna era Sandy Cano, y, según ella, “durante años Huehuetenango ha tenido más casos que el resto del país. Santa Eulalia presentó mayor prevalencia y es importante destacar cómo el hogar fue el principal sitio donde ocurrieron las muertes. La mayoría optó por partos eutócicos simples (normales)”.
Un ambiente cómodo
En esa ciudad es común descartar la atención en servicios de salud por la lejanía de la cabecera y por la falta de presupuesto para costear el viaje y la estadía en un hospital, dice la encargada de la casa materna, Alma Domínguez. “La llamamos ‘casa’ porque busca crear un ambiente cómodo para las mujeres. Tiene sala y una cocina para que las familias les preparen comida tras tener al bebé, un temazcal y, si ellas lo prefieren, pueden traer a su comadrona de confianza”, añade.
Las interesadas pueden acudir al lugar y pagan Q200 por la atención. De ese dinero, Q50 se reservan para el pago de agua y luz, y si una paciente no requiere suero ni equipo especializado para el procedimiento, el resto se utiliza para gastos de funcionamiento.
Ante la falta de espacio, no atiende más de cuatro partos a la semana, entonces en marzo de 2021 el Consejo Comunitario de dCesarrollo (Cocode) solicitó a la comuna ampliar el edificio. “La vida de las embarazadas a veces peligra y las instalaciones actuales son muy pequeñas, entonces no se dan abasto para atender a más personas. Nosotros dependemos de este proyecto”, se lee en el requerimiento.
La dirección de planificación de la alcaldía coincide con los comunitarios, porque “antes morían muchas señoras al dar a luz y esto ayudó a disminuir esas cifras. No solo nos sirve a nosotros, sino también vienen pacientes de San Mateo Ixtatán, San Miguel Acatán, San Sebastián Coatán y San Rafael la Independencia”, asegura.
La casa materna se construyó en terrenos donados por los pobladores y luego la iniciativa de Curaméricas se llevó a cabo. El ministerio de Salud y la municipalidad pagan los salarios de las enfermeras encargadas de la atención.
El concurso para llevar a cabo la ampliación aún no se adjudica. Recibirá ofertas el 13 de diciembre y tras ello se definirá cuándo estarán listas las nuevas instalaciones.
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