A propósito de las protestas, se recuerda el tema de implementar el sistema prepago y mejorar los buses. Un plan que comenzaron, pero que no pasó de elaborar un registro de pilotos y ayudantes.
Por Mirna Alvarado
A mitad de noviembre los transportistas de Quetzaltenango protestaron debido a los altos precios en los combustibles y la canasta básica. De momento están en reuniones en busca de una solución en forma de subsidio.
Durante los cuatro días que cerraron las entradas de la cabecera, hubo tiempo para pensar en la calidad del servicio que prestan y de cuándo fue el último intento por modernizarlo.
En abril de 2021 se pensó en probar un sistema electrónico prepago en 50 buses. El plan piloto de modernización comenzaría en julio 2021, pero no se concretó. “La intención era que lo recaudado se convirtiera en un fideicomiso que permitiera a los transportistas acceder a un crédito para comprar buses nuevos”, refiere Rodrigo Villatoro, concejal VII y presidente de la Comisión Municipal de Transportes de la comuna altense.
Lograron un acuerdo con empresas, como GH Clar que se encargaría del sistema de recaudo; SIMA que equiparía los buses con cámaras de videovigilancia y Rosmo que facilitaría la compra de nuevas unidades.
El principal obstáculo, recuerda Villatoro, es la falta de solidez financiera de los transportistas y que no pueden acceder a prestamos bancarios para la compra de nuevos vehículos. «El servicio del transporte ya no es rentable», se quejan.
“El cobro autorizado de pasaje es de Q1.25, durante y después de la emergencia sanitaria por medio de convenios ente Consejos Comunitarios de Desarrollo (Cocodes), aumentó a Q2.50, pero los estudios realizados demuestran que no es suficiente”, explica.
El departamento de Sistema de Información Geográfica Municipal, registra 430 buses que circulan en el perímetro urbano, de estos el 80 % (344) tienen más de 10 años, de acuerdo a la última revisión del 22 de marzo 2022.
“Somos conscientes –de los desperfectos en las unidades–, pero no podemos ofrecer un servicio de calidad sino contamos con los recursos económicos suficientes”, señala Heraldina Barrios, representante de la Coordinadora de Transportistas de Quetzaltenango (CTQ).
¿Subsidio?
Una comisión en la que participan transportistas, representantes de los Consejos Comunitarios, profesionales e integrantes de la Comisión de Transportes Municipal, analizan cuál debe ser el precio del pasaje.
“Cada transportista ha planteado su propuesta la cual considera mantenimiento de los vehículos y combustible, pero no determina el costo real. Se deben hacer más estudios y consultar a la población en general”, dice Villatoro.
Para no lastimar los bolsillos de la población, la CTQ plantea un subsidio de parte del Gobierno. “Ya lo solicitamos y esperamos que se nos considere porque en la ciudad capital el transporte cobra Q1.00 porque recibe subsidio”, recordó Barrios.
Pero el subsidio no es la única opción, asegura el urbanista, Marco Chávez, de Urban Lab. Propone mejorar la conectividad entre zonas para que la población se desplace a pie o en bicicleta. “La municipalidad también debería analizar alianzas público privadas para renovar unidades. O bien, que el transporte sea municipal, hacerlo autosostenible con la tarifa y los ingresos por multas de tránsito”.
De momento, para este diciembre se espera que el concejo municipal apruebe una segunda exoneración de multas a los transportistas, o adeudos en el pago de la tasa mensual de Q75.00 al mes. La amnistía durará tres meses; en el primero obtendrán una rebaja del 75 %, el segundo de 50 % y el tercero de 25 %, como fue a inicios de año.
Promover otras formas de movilidad
Jorge Lemus, de la Dirección de Investigación del Centro Universitario de Occidente, apunta a que mejorar la flotilla de buses no es la única urgencia, también deben reorganizar las paradas, entre otros.
“Es un servicio de malísima calidad y de mucho riesgo para la seguridad personal, por el deterioro de las unidades y la delincuencia en de las mismas. Ello incentiva el uso de automóviles y motocicletas, pero Xela ya no dan para más vehículos”, asegura.
Propone incentivar el uso de la bicicleta o caminatas, pero al mismo tiempo reconoce que ambos resultan peligrosos. En el caso de los segundos, las ventas informales se apropieron de los espacios peatonales, y de los primeros las calles no tienen ciclovías.
El último estudio sobre movilidad urbana de parte de esta academia (2019) reveló que las personas con ninguna o baja escolaridad son los mayores usuarios del transporte urbano.