Quiché

    María José Longo Bautista
    Henry Josué González

Sacapulas: Prevenir la desnutrición crónica, la partida ignorada por el concejo

En una casa de adobe con techo de lámina, rodeada de árboles y milpa, juegan tres niños con un carro y dos perros (Valentín y Rambo). Uno de ellos es Yerick, de tres años y un mes; se recupera de la desnutrición. Ha estado internado dos veces en el Centro de Recuperación Nutricional (CRN) de Sacapulas, Quiché, la primera vez permaneció tres meses y la segunda, uno. En ese municipio 56 de cada 100 menores de cinco años la padecen, así lo registra la Gran Cruzada Nacional Por la Nutrición.

A esta vivienda llega Álvaro Ajcot, enfermero del centro de salud, para cumplir con el cronograma de visitas. Llega con un tallímetro de madera guardado dentro de un maletín, los documentos de registro de la evolución del niño y una pesa. A su encuentro sale la madre del niño, Sigrid Saquic, de 19 años. Cuando su hijo tenía ocho meses, le diagnosticaron desnutrición, primero aguda y después crónica.

Ajcot anotó en su libreta que Yerick pesaba 22 libras y media 89.5 centímetros, tallas pequeñas. Un niño sano pesa no menos de 30 libras y mide 96 centímetros. Luego le explicó a la madre que su hijo está fuera de peligro y que superó la desnutrición crónica, pero es necesario continuar con el control porque aún está en riesgo.

El enfermero del centro de salud llega a la casa de Yerick con su equipo a evaluarlo. El niño de tres años que padece desnutrición crónica aumentó de peso, pero sigue en riesgo.

Sigrid atiende una taquería, cocina y es mesera. El trabajo no es permanente. Cuando labora medio día gana Q50 y si logra hacer la jornada completa son Q100. En esos momentos, su madre o una tía cuidan del niño. Con la esperanza de que ella y su hijo tengan una vida con menos escasez, retomó sus estudios. Cursa cuarto bachillerato en el Instituto Guillermo Putzeys Alvarez de Sacapulas.

Sacapulas es uno de los 114 municipios priorizados por la cruzada, ocupa el puesto 48. Su categoría de vulnerabilidad nutricional es “muy alta”.

Álvaro Ajcot, enfermero del centro de salud, debe encontrar la forma de llegar a las comunidades para evaluar a los niños y niñas con desnutrición. Caminan o pagan el transporte con sus propios recursos.

Batallan con la desnutrición sin servicios públicos

Mientras la madre habla, su hijo zambulle el carro en un balde grande. En su comunidad tienen agua entubada un día sí y otro no; por eso la almacenan en toneles de plástico, algunos sin tapadera. En la casa no hay servicio de recolección de basura, parte de los desechos los queman; cuentan con una letrina sin drenajes.

“Tratamos de comprarle agua pura a Yerick porque está muy débil, tan siquiera una bolsa (de 500 mililitros que cuesta Q1) y, a veces, mis tías nos ayudan a comprar un garrafón (cinco galones por Q15). Para la pacha hervimos el agua”, cuenta Sigrid.

De 124 comunidades de Sacapulas solo 19 cloran el agua. La alcaldía justifica la falta de cloración en que los habitantes se oponen por creencias falsas, como que afecta la salud.

Dos días antes de la visita del enfermero le entregaron la ración enviada por el Viceministerio de Seguridad Alimentaria (Visan). La dotación incluyó 20 libras de frijol, 20 libras de arroz, tres botellas de aceite de 900 mililitros, cuatro bolsas de avena y 40 libras de harina de maíz. A cambio debe asistir a charlas educativas.

Ella es una de las madres que recibe raciones de alimentos proporcionadas por el Programa Mundial de Alimentos (PMA) a través de la Visan, la Pastoral Social Caritas de Quiché y Care Guatemala. El aporte municipal es el transporte para la entrega, proporciona los vehículos.

En mayo y junio, la Comisión Municipal de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Comusan) organizó un banco de alimentos con productos donados por la población. Entre sus responsabilidades figura cumplir con las políticas dictadas por la Secretaría de Seguridad Alimentaria (Sesan) en el municipio.

Yerick está bajo de talla. Su mamá hierve el agua para preparar la pacha con la fórmula. No tienen agua potable.

Necesitan aprender sobre alimentación

Ájcot trabaja en el Centro de Salud de Sacapulas desde hace 10 años, es auxiliar de enfermería y relata que algunos de los retos para controlar la desnutrición son la migración interna y educar a la población en seguridad alimentaria y nutricional. Las madres dejan a los hijos con sus padres mientras trabajan en tortillerías o abarrotes en otros departamentos.

“Lo que más me preocupa es que no comprendan las consecuencias de una mala nutrición. Tampoco valoran los controles ni los servicios de salud. Los niños ya no asisten porque se fueron a otro municipio o ya no tienen quién los lleve”, dijo el enfermero.

Con el dinero que mandan, “las familias compran tres litros de gaseosa que les dan a los niños en el desayuno, almuerzo y cena, en lugar de alimentos. Hace falta que la población entienda la gravedad. Otro aspecto es que cuando hay alimentos el padre de familia se sirve el plato más grande, mientras que los niños y la madre el más pequeño.

Pero se debe invertir los papeles, los adultos solo necesitan recuperar las energías perdidas con el trabajo y el niño requiere los nutrientes para salir adelante sin caer en desnutrición.

Una señora me dijo orgullosa 'mi hijo es canchito', pero no es así, estaba desnutrido”, agrega Héctor Ramírez, director del centro. La decoloración del pelo ocurre por la falta de hierro y proteína, no por otra razón.

En Sacapulas, hay 75 auxiliares de enfermería que brindan educación en el área rural sobre los distintos programas de Salud. Los 75 atienden 124 comunidades que tiene registradas la comuna en el área rural.

En Sacapulas el centro de Salud, el Centro de Atención Permanente (CAP), el Centro de Recuperación Nutricional (CRN) y la Oficina Municipal de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Omusan) tienen una característica en común: las cuatro carecen de nutricionista.

“En el área de Salud que funciona en la cabecera municipal solo hay dos nutricionistas. Si tuviéramos uno en cada CRN del departamento sería mejor. Esto ayudaría a que los niños reciban la fórmula adecuada para evitar diarrea y vómitos”, explica Ramírez. Mientras tanto, el personal hace la consulta por Whatsapp y por el mismo canal les dan las cantidades.

Quiché cuenta con ocho centros de recuperación en Chajul, Chicamán, San Andrés Sajcabajá, San Antonio Ilotenango, San Bartolomé Jocotenango, Santa Cruz del Quiché, Uspantán y Sacapulas. En este último, la comunidad espera que el alcalde Alberto Lux cumpla con construir una sede propia como ofreció durante la campaña.

Esta es una de las cunas del Centro de Recuperación Nutricional de Sacapulas, Quiché, está vieja y necesita mantenimiento.

Necesitan cunas e infraestructura

La casa donde funciona el Centro de Recuperación Nutricional se alquila, la comuna había prometido para este 2022 construir un edificio adecuado, pero la promesa se pospuso. Los cuartos son tan pequeños que en la noche no caben todas las mamás que acompañan a sus hijos.

Josefa Aceituno es enfermera profesional y encargada de este lugar que solo tiene capacidad para 11 pacientes. Con ella trabajan cinco auxiliares de enfermería, dos conserjes y dos cocineras. Las auxiliares hacen turnos para atender las 24 horas.

El centro requiere un/a nutricionista, un lugar amplio y adecuado para la recuperación de los pacientes, juguetes, resbaladeros, columpios y áreas verdes. Otras necesidades prioritarias son cunas nuevas o reparaciones de las actuales que tienen ocho años sin mantenimiento, camas para que las madres puedan dormir con sus hijos porque ahora usan colchonetas.

Al preguntarle a la encargada, ¿la municipalidad ayuda en algo en este centro?, responde: “no, no”. Luego agrega: “bueno, este año nos ha apoyado con una psicóloga que viene a trabajar con las madres porque se ponen muy mal por el encierro, el aislamiento y el espacio reducido”.

El personal de salud tiene un cuaderno donde lleva el registro del peso y talla de las niñas y niños que se recuperan de la desnutrición.

La prevención, fuera

En el presupuesto municipal 2021 se asignaron Q394 mil 517.20 para la prevención de la desnutrición crónica, para este año no se incluyó este rubro. Solo Q12.9 millones para acceso de agua potable, Q113 mil para prevenir la mortalidad –pero no se ha utilizado un solo centavo– y Q17.4 millones para combatirla pobreza.

Los fondos de 2021 sirvieron para contratar promotores y dar aportes a agricultores de infrasubsistencia, acceso y conservación del agua potable, y saneamiento básico. Pero no se atendieron las necesidades del CRN o la demanda de un nutricionista.

La Oficina Municipal de Seguridad Alimentaria y Nutricional funciona con un presupuesto de Q112 mil 858 que sirve para el pago del personal, insumos de oficina y mantenimiento del equipo de computación. Se destinan Q14 mil para alimentos.

Jesús Cebas Felipe Cabrera, gerente municipal, lo explicó así: “El presupuesto no alcanza para todo, pero se construyó un puesto en Río Blanco, un centro de salud tipo A en el área urbana y se dotó de agua a algunas comunidades. Esto tiene que ver con el tema de desnutrición, no directamente, pero es vinculante”.

Sin embargo, ese centro de salud tipo A para el que se tiene presupuestado Q7 millones aún está en planificación. Y la alcaldía gasta más de Q362 mil en contratación de grupos musicales. Los Q24 mil 500 pagados a Branly pudieron servir para comprar ocho cunas convertibles en camas que en el mercado cuestan Q3 mil cada una.

Al cuestionar al gerente sobre estos gastos respondió: “Tiene razón, pero el pueblo se acerca y pide apoyo para las celebraciones y las fiestas. No tengo justificaciones, son decisiones de momento. Esperamos mejorar para 2023 en este tema”.

El municipio es dirigido por Alberto Lux Tzunux, es su primer periodo y llegó al poder con el partido Unidad Nacional de la Esperanza (UNE). Ojoconmipisto no pudo hablar con el alcalde, el gerente municipal informó que tenía audiencias para escuchar a vecinos y no era posible que diera una entrevista. Tampoco contestó tres llamadas posteriores; se le enviaron mensajes, los miró, pero no respondió.