De las aulas a las urnas

La Contraloría General de Cuentas entregó 998 finiquitos, el 10 por ciento corresponde a miembros de los concejos municipales que trabajaron para el ministerio de Educación como maestros.

Por: Ximena Enríquez

Los maestros son parte central de las comunidades, especialmente en el área rural del país. El profesor no solo es el guía académica sino que se convierte en el asesor, consejero personal, inclusive árbitro a la hora de solucionar una disputa. En el país hay 274 mil 745 docentes activos (según datos del Ministerio de Educación, 2015), de los cuales dos tercios trabajan para el sector público (equivalente a 184 mil docentes). Por eso no debe ser sorpresa cuando algunos de ellos migran de las clases a la política local.

Esta investigación reveló que el 76 por ciento de integrantes de los concejos municipales en 40 municipios del interior ha trabajado para el Estado. El 21 por ciento de ellos para el Organismo Ejecutivo. De 998 solicitudes de finiquitos entregados por la Contraloría General de Cuentas, 94 personas (10 por ciento) han sido parte del magisterio.

¿Cuál es el vínculo entre el magisterio y la política? El politólogo Renzo Rosal explica que durante más de cien años los maestros han sido un actor fundamental en la sociedad, incluso años atrás, ser maestro era uno de los mayores honores que podía ejercer una persona. Los docentes llegan a conocer a varias comunidades de un mismo municipio o departamento, interactúan con las familias, visitan sus casas y conocen la dinámica de esa localidad a profundidad. De esta forma, se convierten en un referente que inspira respeto y legitimidad.

María del Carmen Aceña, exministra de Educación, explica que los maestros ejercen un liderazgo natural a nivel local. Además, suelen ser los ciudadanos más educados con un promedio de 13 años de escolaridad. Mientras que el resto de la población promedia entre tres y cuatro años.

Aceña indica que uno de los principales problemas que enfrenta el magisterio es que los diputados mantienen prácticas clientelares y exigen plazas para sus allegados. Si las autoridades de turno ceden, se pierde la meritocracia de la comunidad educativa. Cuando ella fue ministra la interpelaron por ese motivo, porque se negaba a dar plazas.

Otro factor, señala Aceña, es que durante décadas la carrera de magisterio fue la única opción disponible en gran parte del país. Por ello los pocos jóvenes que cursaban diversificado egresaban como maestros.

Pero participar en política puede resultar en un desgaste para los profesores. Rosal explica que los comités cívicos y los partidos políticos los buscan porque tienen el conocimiento territorial de las comunidades y la legitimidad que el resto de actores carecen. Sin embargo, si participan y la gestión del Concejo es mala, su imagen conllevará un desgaste innecesario.

 * La fotografía que acompaña este texto fue tomada por Simone Dalmasso, de Plaza Pública. Se publicó en el reportaje «Interculturalidad, la parte inventada de las escuelas», en septiembre de 2016

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Ximena Enríquez
ximena.enriquez89@gmail.com

@XimeEnriquez Politóloga y periodista que busca entender Guatemala (y el mundo) un poquito más. Me gusta contar historias.