Aunque Jalapa cuenta con una empresa municipal de agua, el servicio es inestable y los vecinos denuncian cobros excesivos frente a la escasez.
Jody García
@Jodyreporta
Jalapa, Jalapa
Oliver de Ros | @Oliverderos
Patricia Ortiz Cruz tiene 18 años de vivir en la colonia Los Encinos, a dos kilómetros del parque municipal de Jalapa. Es maestra y forma parte del Consejo Comunitario de Desarrollo (Cocode).
Su casa es de block y tiene un jardín interior. El verde de las plantas resalta entre el concreto de las paredes. El hogar está lleno de vida porque del chorro siempre cae agua.
En esta jurisdicción viven 159 mil 840 personas, y según el Censo de Población de 2018, 20 mil 88 hogares cuentan con tuberías; 3 mil 716 se abastecen de manantiales o nacimientos, 1,922 utilizan pozos perforados, 872 familias recurren a chorros públicos, 381 a ríos o lagos y 35 se suplen de lluvia.
El presupuesto anual asignado a Jalapagua es de Q14 millones 845 mil. Con estos recursos debe surtir agua al 35 por ciento de las viviendas en todo el municipio.
En la casa de la familia Ortiz cae agua a toda hora. Alcanza para mantener vivas las plantas.
Jalapa es una de las 50 alcaldías que cuenta con una empresa municipal que gestiona este recurso.
Jalapagua fue creada en julio de 2016 durante la administración de Mario Alejandro Estrada Ruano.
El jefe edil llegó con la Unidad del Cambio Nacional (UCN), pero el partido fue cancelado en enero pasado por financiamiento electoral ilícito.
Su padre, fundador de la organización, enfrenta una condena en Estados Unidos por narcotráfico.
Para este año, Jalapagua tiene asignado un presupuesto de Q14 millones 845 mil. Estos fondos sirven para atender 12 mil hogares, el 35 por ciento del total de viviendas en todo el municipio.
Uno de los beneficiados es el de la familia Ortiz. Según relata, el servicio es bueno pues puede bañarse, lavar trastes o ropa, incluso regar las plantas que rodean gran parte de la vivienda, cuando quiera.
Para beber compra garrafones porque no sabe de dónde proviene el líquido que cae del grifo y eso le genera desconfianza.
Aunque es constante, Ortiz asegura que con los años el caudal ha disminuido y esto lo atribuye a la construcción de nuevas viviendas.
Sin embargo, no suele notarlo porque cuenta con un depósito con capacidad de almacenar mil litros. “A veces ni me doy cuenta cuándo no hay servicio”.
En la aldea El Paraíso, la comunidad construyó estas pilas a inmediaciones del río.
Su historia contrasta con la de Vidalia Zacarías, quien vive en El Paraíso, una aldea de Santa María Xalapán, ubicada a 13 kilómetros de la colonia Los Encinos.
Hasta hace un año no tenía tuberías y caminaba tres kilómetros desde su casa hasta un tanque público o contrataba a alguien para que lo hiciera por ella.
“Yo acarreaba dos tinajas, una en la cabeza y otra en la cintura. Otras veces mi papá utilizaba una bestia (animal) para traerla o pagaba Q75 a un muchacho para que me llenara dos toneles. Nos salía caro”, cuenta Zacarías.
Ahora recibe el servicio en su casa porque el Cocode construyó un pozo mecánico que beneficia a 300 familias.
Esto se logró gracias a que el mismo pueblo organizó una colecta, recibió apoyo financiero de una organización no gubernamental y la alcaldía se involucró.
“No fue mucho lo que dio la municipalidad, pero fue un granito de arena”, dice Ángel Muñoz, vocero del consejo.
La forma en la que llega y se utiliza el agua es diferente en el área urbana y rural de esta zona, al igual que la manera en que el gobierno local gestiona el recurso.
Aunque Patricia Ortiz, residente de Los Encinos, recibe agua todos los días y en su residencia viven solo dos personas, cada mes paga Q60. El servicio parece caro pues sus vecinos cancelan Q40 mensuales por 30 metros cúbicos (3 mil litros).
“Todos los meses me cobran exceso y no sé por qué. Ya mandamos a revisar el contador, y supuestamente está bien. Mandé a revisar el baño y todo lo que pudiera tener una fuga, pero no encontramos nada”, señala.
"No sabemos por qué crearon Jalapagua. El presupuesto asignado es insuficiente, nos vemos en la necesidad de que la municipalidad nos subsidie",
Walter Vásquez, gerente de la empresa municipal de agua.
Este tipo de denuncias han llegado a los oídos del alcalde Rafael Alfredo Sandoval Cabrera, quien estuvo en el puesto en 2008-2012 con la UCN y regresó el año pasado con la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE).
“Estamos supervisando esos problemas. La gente o los lectores (trabajadores de la municipalidad) estaban mal acostumbrados a poner las lecturas sin revisar los contadores (...) Pido que cualquier anomalía se me informe”, dijo en mayo de 2021 a NotiJalapa.
Según Walter Vásquez, gerente de Jalapagua, cuando se comprueba que hubo un error en la lectura del contador, “piden disculpas” y reintegran el dinero. Añade que cobran Q2 por cada metro de exceso.
Cuando Jalapagua fue creada hubo protestas. Los vecinos se opusieron porque la instalación de la empresa implicaba un aumento a la tarifa, de Q20 a Q60, aunque la municipalidad dijera que habría una mejor gestión del recurso. Ahora el principal problema es la resistencia a pagar por el servicio.
El tanque principal se abastece del río Jalapa y tiene capacidad para brindar el servicio al 70 por ciento del municipio, asegura el gerente. Agrega que cuando la alcaldía adoquina las calles e instala tuberías pluviales, corta el fluido momentáneamente.
Vásquez, quien al momento de esta entrevista tenía seis meses en el cargo, dice que no ha visto cuál es la diferencia de contar o no con una empresa municipal, ya que la que él administra trabaja con pérdidas.
“Nosotros no sabemos por qué la crearon. El presupuesto es de Q14 millones, pero nos vemos en la necesidad de que la municipalidad nos subsidie”, señala.
El gerente asegura que algunas reparaciones en pozos y tuberías son costeadas por la alcaldía. Cada mes la dependencia recolecta alrededor de Q950 mil en cobros por el servicio.
Pese a contar con una infraestructura más robusta para gestionar el recurso, en el casco urbano del municipio hay lugares donde los niños juegan entre pozas de agua sucia y las familias no tienen tuberías.
Ese es el caso de un pequeño asentamiento conocido como la parte final de Linda Vista, que queda a un costado de la colonia Los Encinos.
Aunque esta aldea tiene su propio tanque, el servicio no es regular y cuenta con un área donde un grupo de personas se instaló en los últimos años.
Allí las casas son de madera y lámina y las calles no están asfaltadas. En el suelo corre agua sucia que viene de Los Encinos y de la que se desprende un olor a desagüe. Quienes viven en esta área se abastecen con camiones.
Rosalbina Ortega, quien vive en el área con tuberías de Linda Vista, cuenta que a diario el líquido llega entre las 19:00 y 20:00 horas, y que es en ese momento cuando aprovecha para llenar sus toneles.
Dentro de su casa también hay un pozo artesanal que utiliza solo en casos de emergencia, cuando se queda sin servicio por varios días.
El efluente de aguas servidas de la colonia Los Encinos, en el área urbana de Jalapa, desfoga en un asentamiento donde viven personas de escasos recursos.
En El Paraíso, Santa María Xalapán, viven alrededor de 3 mil personas. En este lugar, ubicado entre montañas llenas de cafetales y nacimientos de ríos, las tuberías llegaron hasta hace un año.
Ángel Muñoz, vocero del Cocode, explica que pasaron más de 12 meses coordinando un proyecto para crear un pozo mecánico que benefició en su primera fase a 400 familias.
En marzo de 2021 ampliaron el sistema para 300 familias más. Pese a los avances, todavía hay hogares que no cuentan con el servicio.
En el centro de la aldea hay un pozo natural que los vecinos cubrieron con ladrillo para que no se contamine. De la pequeña construcción sale un tubo de PVC de donde siempre brota agua cristalina.
Esta cae en un pequeño manantial donde hay instaladas pilas de cemento para lavar ropa.
“Aquí se hacía una gran fila, parecía un mercado”, cuenta Carlos Ramiro López Aguilar, quien vive a pocos metros. Mira con orgullo el líquido y dice que el pueblo está bendecido porque aun sin apoyo de los alcaldes, están rodeados de fuentes naturales.
De esos ríos “han salido más hijitos”, dice López para referirse a las vertientes que se han desprendido del afluente principal. Un proyecto municipal y comunitario tomó uno de estos y lo redirigió a un caserío a través de tuberías.
“Atrás de mi casa pasa el tubo de tres pulgadas y de allí me sacaron mi paja (salida) de agua”, dice López. De esa forma el servicio nunca falta en su hogar.
Vidalia Zacarías pasó de cargar dos tinajas con agua al mismo tiempo a recibir agua entubada gracias a un proyecto impulsado por el Cocode de El Paraíso.
Vidalia Zacarías sonríe al enseñar el pequeño jardín en la entrada de su hogar. Ella es beneficiaria del pozo mecánico de El Paraíso y paga una cuota mensual de Q30.
Con eso dejó de lado el esfuerzo que le implicaba caminar hasta un nacimiento.
Aunque ahora la recibe cada dos días, le alcanza para llenar los tres toneles. Se siente tan confiada de la calidad del líquido que no lo clora para beber o cocinar.
“Como viene directo de la naturaleza, está limpia”, afirma sonriente. Abrir el chorro también le ha permitido mantener sus plantas y flores vivas.
Ángel Muñoz relata que el Cocode busca financiamiento municipal y de organizaciones no gubernamentales para construir un nuevo pozo mecánico o ampliar la capacidad del existente.
La catarata de Urlanta es el mayor atractivo de El Paraíso.
La vida de El Paraíso está rodeada de agua, aunque no todos pueden acceder a ella de manera fácil.
Los hijos de este líder comunitario trabajan en las Cataratas de Urlanta, un pequeño sitio turístico ubicado en la entrada de la aldea, el cual es administrado por uno de sus vecinos.
En este terreno un río cae directamente de las montañas hacia una pequeña poza que se llena en invierno. Allí la gente nada y el agua corre hasta perderse en un barranco.
Sus hijos, dos adolescentes, construyen más habitaciones para ampliar el pequeño hotel que opera en el lugar.
De acuerdo con Muñoz, si logran promocionar más este sitio, también tendrán más oportunidades de que se conozcan las necesidades del pueblo y puedan recibir ayuda para solventarlas.
1) La casa de la familia Ortiz cuenta con un depósito con capacidad aproximada de un metro cúbico. 2) La queja constante es que Jalpagua cobra exceso. La empresa municipal pide a los vecinos que se presenten para analizar su caso. 3) En El Paraíso, el Cocode se encargó de organizar a la comunidad para mejorar los servicios. 4) Los drenajes son superficiales y desfogan en la cuneta.