La oficina técnica encargada de gestionar el servicio de agua municipal define la forma en la que la recibirán los vecinos. ¿Quién está al frente?
Jody García
@jodyreporta
Guatemala
Oliver de Ros | @Oliverderos
En Chichicastenango, la Dirección Municipal de Agua y Saneamiento está a cargo de la asistente y del fontanero. El director es el tercero a bordo. Esto, según los montos de los salarios publicados en el portal.
En la unidad trabajan 17 personas, entre el ayudante de fontanería, el operador de la planta de tratamiento, el lector de contadores, el guardián del tanque y hasta un bombero voluntario.
En este municipio de Quiché, la alcaldía obtiene el agua de cinco nacimientos, cuenta con una planta desde 2002 y un pozo. Cobra, además, Q15 mensuales por el servicio.
Pero carece de planes a futuro. A la pregunta de qué hará si se secan las fuentes de agua, la alcaldía responde “abastecer a los vecinos con pipas”.
San Juan Ostuncalco. Las pilas comunales son una opción comunitaria para lavar ropa. Foto: Henry Josué González
La municipalidad de Tecpán, Chimaltenango, cuenta con un fontanero para atender 15,102 viviendas.
Una Oficina Municipal de Agua y Saneamiento (OMAS) es la unidad técnica encargada de gestionar el servicio de agua potable y residual en los municipios.
Un sondeo realizado por la Comisión Presidencial de Asuntos Municipales (Compresam) durante el segundo trimestre de 2021, estableció que de 268 gobiernos locales encuestados (de 340), solo 82 cuentan con esta figura. El resto opera con otro tipo de modelos.
Por ejemplo, 87 alcaldías dan seguimiento a través de dependencias de servicios públicos, 16 tienen departamentos de agua, 13 no cuentan con algún tipo de oficina, 11 lo gestionan con direcciones de planificación y nueve utilizan sus unidades de fontanería.
Del total de municipalidades encuestadas, el 4.9 por ciento reconoció no contar con ningún tipo de estructura que vele por el servicio.
Por otro lado, en el mismo sondeo el 97 por ciento dijo tener problemas de escasez del líquido.
En julio de 2021, Luis Ruano, director de la Compresam, emprendió una gira nacional para promover la creación de las OMAS. El objetivo de la institución es que este año se instalen 65 de estas oficinas técnicas.
Para formar una OMAS los gobiernos locales deben emitir un acuerdo municipal, asignar recursos financieros, humanos y físicos, crear un manual de funciones y procedimientos, y un reglamento interno.
Todo este trabajo debe ser elaborado por los alcaldes, con asesoría de Compresam.
El plan para crearlas está dividido en dos fases. En la primera, que recién comenzó en marzo de 2021 y finalizó en junio pasado, la comisión visitó 268 municipios y capacitó a 102 alcaldes, a 1 mil 362 empleados municipales y a 155 síndicos.
La segunda fase, la implementación de las oficinas, está en marcha. La Compresam mantiene reuniones con los jefes ediles para conformar equipos de implementación y calendarizar visitas técnicas de seguimiento.
Hay al menos nueve municipalidades que tratan el tema de agua a través de oficinas de fontanería. Foto: Luis Soto
De acuerdo con Marco Morales de la Cruz, doctor en ingeniería hidráulica y medio ambiente, los trabajos de agua y saneamiento requieren de personas con conocimientos y capacidades técnicas con la habilidad de hacer diagnósticos y poner en marcha soluciones.
Estos van desde ingenieros sanitarios hasta empleados especializados.
Morales, quien ha participado en capacitaciones con gobiernos locales en el manejo de este recurso, dice que un jefe edil dedica entre el 30 y 70 por ciento de su tiempo a resolver conflictos hídricos. El dato lo proporciona a partir de su experiencia.
“Se requiere de voluntad política para direccionar recursos públicos a ese tema, pero no es suficiente. Tiene que existir un esquema de tarifas para cobrar este servicio, que bien prestado no es barato.
Según la Compresam, 102 municipios de 340 carecen de al menos una planta de tratamiento
Aquí hace falta mucha conciencia social”, señala. El experto enfatiza que la problemática debe ser abordada por gobernantes y ciudadanos.
Los recursos hídricos del país deben dejar de ser manejados por oficinas de servicios públicos o fontaneros y evolucionar a dependencias modernas que cuenten con el presupuesto adecuado y especialistas en la materia.
"Yo conozco municipalidades pequeñas y rurales donde el personal no tiene las capacidades y se contrata a quienes ayudaron al alcalde a llegar al puesto, las mismas personas de las comunidades sin expertise", relata Morales.
El experto señala que en algunas alcaldías lo único que existe es un fontanero que no terminó la primaria y que trabaja por un salario mínimo.
Y, pese a eso, es el encargado de llegar a las comunidades a arreglar tuberías, revisar taponamientos o realizar instalaciones menores. Con los recursos insuficientes las instituciones sólo “gestionan el mal servicio que ya brindan”, critica Morales.
Otro ejemplo es Tecpán, Chimaltenango, un municipio que tiene 91 mil 927 habitantes y un solo fontanero que devenga Q3,250, según documenta una solicitud de acceso a información pública –el de Chichicastenango recibe Q4,303–.
Este gobierno local cuenta con una oficina de sección de agua con un presupuesto de Q1.8 millones.
Ruano, el director de Copresam, dice que en los lugares donde no existen OMAS, las dependencias de servicios públicos son las que gestionan el agua, junto con el transporte público, los mercados, basureros y demás. “No hay un equipo técnico dedicado solo a este recurso”, explica.
La comisión prevé que al contar con OMAS los gobiernos locales podrán elaborar planes maestros para el manejo del líquido y abordar las carencias administrativas a través de estrategias basadas en conocimientos técnicos.
“Además podrán monitorear la calidad del agua y estrechar la relación con el ministerio de Salud y los Cocodes”, señala Ruano.
La gestión de agua a través de oficinas técnicas contribuiría a reducir enfermedades gastrointestinales en la población infantil, asegura el experto. Foto: Oliver de Ros
La creación de las OMAS es uno de los objetivos del gobierno central en la Gran Cruzada Nacional por la Nutrición. Pero su historia viene de gestiones anteriores.
La primera de estas dependencias fue creada en 2007, en el departamento de San Marcos con apoyo de la organización Helvetas.
A través de estas oficinas se busca dar un mejor acceso al agua para reducir la mortalidad y morbilidad materna e infantil, prevenir enfermedades infecciosas crónicas, promover la seguridad alimentaria y nutricional, entre otros.
"Con agua sucia no hay dieta que resista",
Marco Morales de la Cruz, doctor en ingeniería hidráulica y medio ambiente, al referirse a la vinculación que existe entre el agua y la desnutrición.
Uno de los principales ejes de trabajo de las OMAS son las plantas de tratamiento.
De acuerdo con Compresam, el 30 por ciento de los municipios no trata sus aguas residuales ni cuenta con basureros.
Aunque la ley exige a todos los gobiernos locales contar con al menos una de ellas, las instituciones han recibido prórrogas para cumplir con este requisito. El plazo para instalarlas fue extendido hasta mayo de 2023.
Para Morales, la inexistencia de un control adecuado de la calidad y cantidad del recurso provoca enfermedades gastrointestinales, desnutrición, abandono de hogares e incluso migración.
Para contrarrestar los efectos de la mala gestión, dice, es imperativo que los ciudadanos demanden estrategias y planes a los gobernantes y a quienes aspiran a cargos públicos.
También llama a los usuarios a tomar consciencia de que este servicio es caro y que las consecuencias de no pagarlo pueden ser mortales.
“La gente tiene que pagar por el agua. Quienes no lo hacen no se percatan de la vinculación con la muerte de niños por desnutrición. Con agua sucia no hay dieta que resista”, concluye.