La fuente principal pierde caudal todos los años

Los Aposentos, parque nacional y turicentro de Chimaltenango, abastece al 70 por ciento de hogares en la cabecera. Pero corre peligro. No hay planes para manejarlo como se debe.

La fuente principal pierde caudal todos los años

Los Aposentos, parque nacional y turicentro de Chimaltenango, abastece al 70 por ciento de hogares en la cabecera. Pero corre peligro. No hay planes para manejarlo como se debe.

  • Jhonny Anona Tzaj

  • ​​@anonafernando

  • Chimaltenango

  • Jhonny Anona

El parque nacional Los Aposentos, ubicado al sur de Chimaltenango, es un atractivo turístico desde 1929. Los visitantes llegan a descansar a las áreas verdes, a pasear en lancha en la laguna artificial o a nadar en las piscinas.

En este lugar –con una extensión de 15 hectáreas–, existen 25 nacimientos de los que la municipalidad capta agua para distribuir a los hogares.

Desde aquí se abastece al 70 por ciento de las viviendas del “Chimaltenango antiguo” –como lo llama Andrés Morales Arana, ingeniero ambiental encargado de la Unidad de Gestión Ambiental Municipal (UGAM)– que cuentan con servicios municipales.

Ese porcentaje equivale a 9 mil 128 servicios de los 13 mil 040 que tiene registrada la comuna.

El resto se abastece de otras fuentes: Los Pescaditos y Pachipup, ambas al norte del municipio, y de 16 pozos mecánicos.

De las nueve zonas, cuatro reciben el agua potable que provee la municipalidad. Las otras cinco, cuatro aldeas y colonias privadas deben gestionar sus propios proyectos. Todos perforan pozos mecánicos y la comuna desconoce cuántos hay.

"Con la permeabilización del suelo por el asfalto y la transformación del entorno por el libramiento de Chimaltenango, se ha visto una reducción considerable de los caudales",

Andrés Morales Arana, ingeniero ambiental encargado de la Unidad de Gestión Ambiental Municipal (UGAM)

Los Aposentos fue un sitio de descanso del presidente Carlos Castillo Armas (1954-1957), quien lo declaró parque nacional.

El parque nacional, que tiene esa categoría desde 1955, pertenece y es administrado por la alcaldía de Chimaltenango, pero el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap), por medio del Sistema Guatemalteco de Áreas Protegidas (Sigap), también tiene injerencia.

La preocupación de las autoridades es que el agua de Los Aposentos, el afluente más grande, empieza a escasear.

El vecino incómodo

El Libramiento de Chimaltenango, la carretera alterna a la Interamericana que fue inaugurado en abril de 2019, pasa directamente al lado oeste de Los Aposentos, y su construcción tuvo un impacto ambiental directo en esta reserva.

Con la permeabilización del suelo por el asfalto y la transformación del entorno, “se ha visto una reducción considerable de los caudales”, asevera Morales.

La filtración del agua que llega al parque y empieza desde la montaña de El Soco, en Patzicía (ocho kilómetros lineales al suroeste), ahora es menor.

Esto provocó un estrés hídrico, es decir, la demanda de agua potable se vio superada por la disponibilidad. “Hay una crisis considerable”, asegura el ingeniero.

Chimaltenango es uno de los 12 municipios a nivel nacional que reporta un estrés hídrico extremo, según el mapa de disponibilidad hídrica per cápita del Instituto de Investigación y Proyección sobre Ambiente Natural y Sociedad (Iarna) de la Universidad Rafael Landívar.

De acuerdo con el estudio, cada habitante de Chimaltenango tiene disponible 397 millones de litros de agua al año, en tanto que en San Miguel Pochuta, también del departamento, cada persona dispone de 24 mil millones de litros anuales.

En el balneario trabajan 23 personas. El departamento de sistemas de agua potable emplea a 34, pero no son suficientes para mantener limpios los nacimientos.

Desde 2016, la UGAM realiza mediciones del caudal de agua. El primer reporte mostró una reducción del 15 por ciento respecto al cambio de invierno a verano.

En 2021 estima que llegará al 25 por ciento. A finales de este año publicarán el informe donde analizan el impacto de la construcción del libramiento para con el afluente de Los Aposentos.

Por las turbinas del sistema de bombeo de Los Aposentos, pasan 1 mil 300 galones por minuto, indica Rosalío Chocoj, su encargado. La maquinaria no está activa las 24 horas pues deben parar “entre tres o cuatro horas diarias para recuperar el nivel”, señala.

Y cuando se llenan las seis piscinas del balneario, se detiene el bombeo hasta seis horas. El equipo tiene capacidad para trabajar más, dice, pero no hay suficiente agua para eso.

Llenar las piscinas no tiene un cronograma establecido, “se limpian y surten cuando están sucias”, afirma Víctor Abaj Xovin, subadministrador del balneario.

Los 23 empleados, entre cobradores, peones y guardianes, le dan el mantenimiento al sitio, que incluye reforestación y chapeo del bosque. Esto último es uno de los programas que tiene la UGAM para conservar el parque.

Sin plan maestro

Con la construcción del libramiento apareció la acumulación de basura a sus orillas y sobre las pendientes que antes ocupaban las escorrentías naturales de agua, construyeron desfogues de agua pluvial. Esto erosionó la tierra y provocó que desapareciera parte del bosque de la reserva.

Otros factores, como la tala de bosques sin control, el avance de los campos de cultivo y los incendios provocados debilitan aún más el entorno. Morales responsabiliza a vecinos del municipio de San Andrés Itzapa, que colinda con el parque, de talar de forma ilegal el bosque.

Los Aposentos, con su categoría de parque nacional, debería tener un plan maestro, pero no existe. Realizarlo costaría más de Q150 mil, dinero que la alcaldía no tiene planificado invertir, señala el encargado de la UGAM.

A falta de éste,, Morales junto al departamento de agua de la municipalidad, realizan un Plan Operativo Anual (POA) del parque, “una herramienta de menor jerarquía administrativa, pero igual de válida” dice.

Por su categoría, en este lugar no debería haber ventas, juegos mecánicos, ni nada que dañe el entorno. En el POA, se limitan a establecer estrategias de conservación del entorno ambiental, sin analizar la parte económica y comercial. “No mezclamos una cosa con la otra”, afirma.

Una posible solución sería cambiarlo de categoría, es decir despojarlo del título “parque nacional” para que sea más fácil administrarlo. Pero no es tarea fácil debido al trámite burocrático que conlleva.

El riachuelo que pasa junto al parque traslada basura de otras comunidades.

La inversión municipal

En la parte este del parque pasa el río La Virgen o río Negro, un afluente en el que desfogan las aguas residuales de un 30 por ciento de la población chimalteca. O al menos los que lo hacen de forma legal.

De los Q52 millones de presupuesto que tiene disponible Chimaltenango para 2021, Q11.1 millones están destinados al saneamiento del agua.

En él también se desecha la basura de muchos hogares, la municipalidad no presta el servicio de recolección de basura.

Los vecinos pagan Q30 al mes para que un camión privado lleve sus desechos al vertedero municipal.

Está ubicado a las afueras del municipio, lo suficientemente lejos para no afectar de forma directa a los habitantes. Otros la tiran en basureros clandestinos o al río en mención.

No hay ninguna planta de tratamiento para este desfogue. No hay ninguna cerca de Los Aposentos, de hecho. La comuna construyó 11 sistemas de tratamiento de aguas residuales entre 2016 y 2019, pero todas están en las áreas rurales por el crecimiento acelerado.

De los Q52 millones de presupuesto que tiene disponible Chimaltenango para 2021, poco más de Q11 millones están destinados al saneamiento del agua. Eso incluye las plantas de tratamiento, aunque no hay planes para construir una cerca del balneario por ahora.

En el río desfogan las aguas servidas, sin que la municipalidad intervenga.

Según Morales, no hay terrenos disponibles para implementar una en las cercanías de Los Aposentos. La topografía, por las pendientes, también es una dificultad. “Se han tenido propuestas, pero los lugares no cumplen con las especificaciones técnicas que requieren estos proyectos”.

Se refiere a los lineamientos que establece la Secretaría de Planificación y Programación de la Presidencia (Segeplan), para garantizar que la obra esté libre de riesgos y perdure.

El parque también necesita una mayor atención para limpiar los nacimientos de agua. Se requiere dar mantenimiento constante a las tuberías, quitar las hojas y la basura acumulada en las tomas, “pero el Departamento de Aguas no se da abasto”, justifica Chocoj. Necesitan más personal.

Mantener el parque le costó a la alcaldía Q1 millón 171 mil 656 en 2020. De eso recuperó Q627 mil 500 por arrendamiento de locales, piso de plaza, sanitarios, lanchas e ingreso de visitantes. Por la pandemia, el parque estuvo cerrado ocho meses, lo que impactó en los ingresos, señala Abaj.

Los nacimientos de agua se encauzan a un estanque y, por medio de tubería de PVC, se dirigen hacia el depósito principal.

La población afectada

Leonel Atz, activista chimalteco, critica la mala distribución del líquido, aun cuando hay muchas fuentes de agua. “Antes había todo el día, ahora solo de noche en algunos sectores”, señala.

Como vecino le preocupa que se hable poco del tema. “Ni siquiera en campaña los candidatos prometen mejorar el servicio”, añade.

Uno de los afluentes que señala son los ríos Xayá y Pixcayá que desde la década de 1970, la Empresa Municipal de Agua (Empagua) capta en un acueducto y lleva a la ciudad de Guatemala para abastecerla. “Hay muchas fuentes acá, pero hay mucha tala de árboles también. No hay control”, dice.

La población siente ya los cambios, recibe solo dos horas de agua durante la mañana, otros por la noche, pero escasa.

Quienes pueden, compran o construyen cisternas para almacenar suficiente agua para cuando no cae. Atz, quien cuenta con una, señala que durante el verano comparte el líquido con sus vecinos a los que no les llega.

A futuro, Morales Arana espera que junto a otras municipalidades puedan atender los problemas para mejorar los caudales, así como plantar árboles o integrar cuadrillas para eliminar los incendios. Pero aún no hay nada concreto.

Mientras ese plan u otros se implementan, en Los Aposentos el nivel del agua seguirá bajando hasta que no haya planes más ambiciosos e integrales que los que hasta ahora se han puesto en marcha.

Se buscó al alcalde de Chimaltenango, Carlos Alexander Simaj Chan, pero se negó a dar declaraciones.

1) En 2020, el parque Los Aposentos estuvo cerrado durante ocho meses. Cuando reabrió las puertas prohibió el uso de las piscinas. 2) Las pilas están junto a la entrada al parque también conocido como el “Lago de los Cisnes”. 3) La filtración del agua empieza en la montaña El Soco, a ocho kilómetros de Chimaltenango. 4) Los visitantes pueden alquilar lanchas por Q5 para navegar por esta laguna artificial.