Hay 11 plantas de tratamiento inservibles alrededor del lago de Atitlán

15 marzo 2021

El ministerio de Ambiente exige a los municipios de la cuenca, desde 2011, tenerlas todas en funcionamiento, pero solo 19 operan y las otras 11 tienen problemas.

La planta de tratamiento en Panajachel que funciona al 75 por ciento, según inspección del ministerio de Ambiente. Foto: MARN.

Por Carmen Maldonado Valle

El ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN) visitó las 30 plantas de tratamiento de aguas residuales que desembocan en el lago de Atitlán. Sin embargo, diez tienen problemas y una está en construcción.

Los municipios con las plantas dañadas están en Sololá y pertenecen a la cuenca de Atitlán. En 2011, el MARN publicó el acuerdo gubernativo 12-2011 que exige tratar el agua proveniente de los hogares para evitar la contaminación del lago. La orden debe acatarse.

El titular de Ambiente, Mario Rojas, informó que Santa Lucía Utatlán, Santa María Visitación, San Juan La Laguna, San Pablo La Laguna, Santa Catarina Ixtahuacán, Panajachel, San Lucas Tolimán y Santa Catarina Palopó no cumplen con ello. Sin embargo, no hubo penalizaciones porque el acuerdo detalla que quien “no cumpla con lo establecido en este reglamento será sancionado de conformidad con las disposiciones legales aplicables”. El problema está en que no especifica cuáles serán esas sanciones.

La planta de tratamiento de Santa Catarina Ixtahuacán se construyó en 2017, como indica Guatecompras, y costó Q840 mil 275. Rojas dice que no funciona, pero el alcalde Pascual Tambriz lo niega: “La nuestra está en perfectas condiciones y todo funciona como debe. No tengo más comentarios sobre el tema”.

El ministro también visitó las planta del sector Tzanjuyú, en Panajachel, e indicó que “nunca se terminó de construir en su totalidad y la municipalidad no programó dentro de su plan anual de inversión de 2020 y 2021 los recursos para activarla”. En el mismo municipio visitó la del sector Los Cebollales y detectó que funciona en un 75 por ciento. “Esperamos que la comuna nos presente una hoja de necesidades para ponerla a operar a totalidad y ese 25 por ciento inservible no dañe más el ambiente”, agregó el funcionario.

Ana Mayén, vecina de Panajachel, cuenta que esta planta se construyó en 2012, pero no operaba por fallas eléctricas. Esa era la respuesta municipal. “En las casas tenemos pozos propios, pero siempre teníamos la duda de a dónde iba a dar lo que salía de ahí”.

En 2018 se activó, según consta en Guatecompras, porque en julio se realizaron mejoras valoradas en Q46 mil 350. Un mes más tarde le dedicaron otros Q159 mil 800, también para mejoras, y en 2020 sucedió lo mismo por Q345 mil 961. Los adjudicados fueron distintos en cada concurso.

Se intentó hablar con el alcalde César Piedrasanta a través de su celular y la municipalidad, pero no respondió. Lo mismo sucedió con la directora de comunicación, Rosa Alpírez. El director de planificación, Marvin Citalán, sí atendió, pero al cuestionarlo sobre por qué las plantas de tratamiento no funcionan, se abstuvo de dar declaraciones sobre el tema.

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La planta de Tzanjuy se construyó en 2018 y costó Q2 millones 499 mil 500. En 2019 y 2020 fue remozada. La alcaldía invirtió Q747 mil 800 y y 315 mil 961, respectivamente.

En San Pablo la Laguna planearon construir dos plantas para aguas residuales, pero no se concretaron. Su alcalde, Juan Ujpán Piy, dijo que quien sabía del tema era la Oficina de Atención Ambiental, entonces no quiso continuar con la entrevista. El encargado de esa dependencia, Ángel Fuentes, indicó que no saben cuándo las harán pues no cuentan con presupuesto.

Los riesgos

El ingeniero sanitario y consultor de la Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca del Lago de Atitlán y sus Alrededores (AMSCLAE), Rodolfo Castro,viaja cada semana a Sololá para revisar la situación del cuerpo de agua. En su opinión, “aunque sí hay otras 19 plantas en funcionamiento, me atrevería a decir que no todas trabajan bien. Esto se refleja en la contaminación por nutrientes visible en Atitlán”.

Explica que al acercarse a las orillas del lago se observa el crecimiento de algas que solo se alimentan del fósforo y nitrógeno proveniente de los hogares, y por ello se vislumbra un color verde en ciertas regiones. El agua se oxigena a sí misma para depurar cuanto lo daña, pero solo si no aumenta la contaminación.

El jefe edil de San Juan La Laguna, Flavio Yojcom, por su lado, dice que su planta no se ha terminado de construir por falta de presupuesto, pero planean finalizarla en 2022:

–Los hogares de mi municipio no lanzan aguas negras al lago porque tienen sus pozos propios y se limpian.
–Y cuando los limpian, ¿esa agua no va a parar al lago?”
–Ay, la verdad no sé.

“Es muy riesgoso que un alcalde no sepa estas cosas porque pone en peligro al lago. Podría autorizar, por ejemplo, la construcción de empresas que descarguen metales pesados en Atitlán, y eso sí es tóxico para los habitantes”, añade Castro a esta conversación que Ojoconmipisto sostuvo con el jefe edil. Esa es la situación de Amatitlán, donde sí hay compañías que lanzan sus aguas negras al lago y eso, a largo plazo, puede generar enfermedades estomacales y hasta cáncer de piel en quienes se bañen en él, advierte.

Según el ministro Rojas, “las alcaldías deben resolver el problema este año para preservar sus recursos”. Mientras eso sucede, el lago recibirá la contaminación de los hogares y visitantes.

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