Esta vez no los tomará desprevenidos, dicen alcaldes, afinan sus mecanismos de prevención. Sin embargo, comparten no saber cómo lidiar con la resistencia a no evacuar zonas afectadas.
Al menos 15 comunidades a orillas de la costa del Atlántico y el río Motagua podrían padecer los primeros embates de la tormenta.
El camposanto municipal superó su capacidad desde al menos hace diez años, pero la construcción de uno nuevo comenzó este 2020.
Solo nueve municipalidades adoptaron estas normas de Buenas Prácticas para la Prevención de la COVID-19.
Está en naranja por 0.5 puntos en la escala de cero a diez del semáforo de alertas de Salud. Si pasa de ahí, el departamento más grande del país pasará a la peor de las escalas de la pandemia.
Los seis municipios en la trayectoria de la tormenta trabajan para terminar de instalar albergues y afinar sus planes de evacuación desde sus municipalidades.
Los contagios de COVID-19 se sextuplicaron en diez días. Los pobladores se resisten a usar tapabocas y los trabajadores de Salud no son bien recibidos en las casas.
La principal responsabilidad de las corporaciones municipales es proveer servicios públicos. De la salud debe hacerse cargo el ministerio de Salud.
Lo primero debe ser privilegiar la transparencia e informar a los vecinos ya que esto puede dar pie a especulaciones.
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