Mujeres en gobiernos municipales: el actor (casi) invisible

La población femenina es superior al 50 por ciento en los 40 municipios investigados, sin embargo, solo el 19 por ciento de los integrantes de los concejos es mujer.

Por Ximena Enríquez y Ximena Villagrán

La participación ciudadana de hombres, mujeres, jóvenes y estudiantes que ha aumentado en los últimos dos años no se ha llegado a reflejar en los puestos públicos. Según datos del Tribunal Supremo Electoral (TSE), en 2015 las mujeres representaron el 52 por ciento del padrón electoral (equivalentes a cuatro millones de votantes). Sin embargo, el 91 por ciento de las candidaturas fueron ocupadas por hombres.

En otras palabras, uno de cada 10 candidatos era mujer. Y el resultado electoral reflejó la tendencia. Ejemplo de ello es el Congreso, ya que de los 158 diputados electos ese año, 23 eran mujeres (equivalentes al 14.5 por ciento). El Gabinete del Ejecutivo –nombrado directamente por el Presidente– es otro lugar en el que las mujeres son escasas. Tan solo dos de los 14 ministros son mujeres (Salud y Trabajo).

Según la investigación de Ojoconmipisto en la que se analizó a 40 Concejos Municipales en el interior del país, se concluyó que tan solo uno de cada cinco funcionarios municipales es mujer (19 por ciento). Sin embargo, el promedio de población femenina que habita estas localidades es superior al 50 por ciento.

Las mujeres no solo están insuficientemente representadas sino que además el 38 por ciento de estas funcionarias ocupan los puestos de concejal suplente o síndico suplente. Eso quiere decir que tan solo llegarán a un espacio de toma de decisiones si los titulares se ausentan, dejan, pierden o renuncian al cargo.

De los 40 alcaldes analizados hay una sola alcaldesa: Susana Asensio, electa en la Antigua Guatemala con el comité Antigua en Buenas Manos (ABM)

Otro dato revelador es que las mujeres analizadas tienen menos tachas que sus contrapartes. Solo una de cada 10 mujeres tiene una investigación abierta en el Ministerio Público mientras que cinco de cada 10 hombres tienen casos abiertos. Además, solo una de las 86 investigadas ha pagado una sanción a la Contraloría General de Cuentas mientras que 30 de los 458 hombres investigados lo han hecho (siete por ciento).

Estos números no son concluyentes para afirmar que las mujeres cometen menos delitos, pero una explicación podría ser que son tan bajos porque ellas tienen menos acceso a puestos de poder.

Problema nacional

La diputada Nineth Montenegro, de Encuentro por Guatemala, admite que la deficiencia de participación femenina es evidente en todo el país. Explica que las mujeres enfrentan una serie de obstáculos para poder ingresar en política.

El primero es confrontar el machismo de sus familias y de sus esposos. Muchas no cuentan con el aval de sus cónyuges y por eso no ingresan en la arena política, y ella conoce casos de alcaldesas y diputadas que se han divorciado para siquiera tener un liderazgo en sus comunidades.

El segundo obstáculo es económico. Las mujeres suelen tener menores ingresos que los hombres, afirma Montenegro, y eso les dificulta pagar sus campañas electorales. La diputada no se refiere a las multimillonarias que despliegan algunos políticos y candidatos sino que en ocasiones las mujeres no pueden financiar ni afiches o anuncios radiales para promocionarse. La legisladora espera que eso cambie con las reformas a la Ley Electoral que se aprobaron en 2015, puesto que ahora será el Tribunal Supremo Electoral (TSE) pagará y administrará la propaganda política.

Y el tercero tiene que ver con que las mujeres tienen una mayor tendencia a no querer participar en política porque lo ven como algo sucio con lo que no se quieren mezclar, “en especial las de clase media y las que están más preparadas. Se rehúsan a ingresar al mundo político porque lo ven muy mal”, concluye.

Felipe Alejos, secretario general del partido Todos y primer vicepresidente del Congreso, asegura que “tenemos un sistema poco representativo”. Dice que hay pocas mujeres en puestos públicos porque hay poca participación política de parte de este género. Pero no las culpa a ellas, explica que es un problema de educación.

Por un lado, la educación del sector público cuenta con una baja calidad y tiene poco alcance. La cobertura en diversificado es tan solo del 37.6 por ciento según datos del Ministerio de Educación, de los cuáles solo el 15 por ciento son atendidos por el sector oficial. Por el otro, la sociedad es machista y le da preferencia a los hombres para asistir a la escuela, explica Alejos. El factor educativo, combinado con los altos niveles de pobreza provocan la baja participación política de las mujeres, asevera.

En 2015 se propuso incluir un artículo en las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos que exigiera la paridad de género en los puestos públicos, sin embargo, este fracasó. Ahora la bancada Todos promueve una iniciativa para lograr la paridad en los Consejos de Desarrollo y en las Organizaciones de Padres de Familia (OPF), pero es un paso aún lejano de una participación real e incluyente.

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Ximena Villagrán
ximena.villab@gmail.com

@ximenavillab Periodista guatemalteca especializada en periodismo de datos, investigación y visualización.